Las personas dependientes son aquellas que se encuentran en una situación de incapacidad permanente que le impide llevar a cabo actividades básicas del día a día. Estas personas necesitan la ayuda de una o más personas para realizar diversas tareas cotidianas, y la Ley reconoce esta necesidad.
Según la Ley, una persona es dependiente cuando concurren los siguientes requisitos:
- Existe una limitación física, psíquica o intelectual.
- Se da una incapacidad para realizar las tareas cotidianas por uno mismo.
- Necesita la asistencia de una tercera persona.
Sin embargo, no todas las personas dependientes son iguales. La gravedad de las limitaciones que sufre una persona que ve mermada su autonomía personal, determina su grado de dependencia y, también, las necesidades y cuidados que precisa diariamente.
¿Qué grados de Dependencia hay?
La Ley distingue tres grados en función de la gravedad de sus limitaciones:
Gran Dependencia
La Gran Dependencia se determina cuando la persona afectada necesita ayuda para realizar tareas más de tres veces al día y, en caso de tener pérdida total de autonomía, requiere el apoyo permanente de otra persona o un cuidador. Se considera una Dependencia de Grado III.
Dependencia severa
Se habla de Dependencia severa Cuando la persona afectada necesita ayuda para realizar varias tareas dos o tres veces al día pero sin necesitar el apoyo total de un cuidador. Es considerada una Dependencia de Grado II.
Dependencia moderada
Cuando la persona afectada necesita ayuda en actividades de su vida diaria al menos una vez al día hablamos de una situación de Dependencia moderada. También se engloba en esta categoría a las personas que necesitan, de forma esporádica, una ayuda limitada para su autonomía personal. Es la denominada Dependencia de Grado I.
¿Qué hay que hacer para que se reconozca una situación de dependencia?
Si una persona considera que es dependiente en los términos que describe la Ley, debe solicitar el reconocimiento del derecho a las prestaciones de Dependencia. Esta solicitud la puede hacer en primera persona o a través de un familiar o representante legal.
Este proceso se inicia con un procedimiento de valoración de Dependencia que determinará si se cumplen los requisitos para que una persona se considere dependiente, y en su caso, qué grado de Dependencia tendría.
¿En qué consiste la valoración?
Para realizar la valoración de la Dependencia, un equipo formado por profesionales de diferentes ámbitos se desplazará al domicilio de la persona dependiente, bien en su domicilio particular o en el centro donde se encuentre ingresada, para evaluar el grado de dependencia, de acuerdo con el baremo oficial.
La valoración se completa con los informes médicos que correspondan y una evaluación del entorno en el que vive la persona dependiente.
Una vez obtenido el resultado de la valoración éste será válido en toda España. Una vez obtenida la resolución que determina el grado de dependencia, la Administración procederá a elaborar el Programa Individual de Atención, en el que se establecen los servicios y prestaciones más adecuadas para cada persona dependiente.
¿Cómo nos ayuda un Seguro de Dependencia?
De forma complementaria a las prestaciones del Sistema Público de Dependencia, los Seguros para dependientes ofrecen una cobertura interesante, que puede ayudar a costear las atenciones y servicios que precisa la familia cuando uno de sus miembros cae en una situación de Dependencia.
Estas pólizas ofrecen coberturas para situaciones de Gran Dependencia y Dependencia severa que garantizan un capital en forma de rentas vitalicias o indemnización. Además pueden incorporar una serie de coberturas y servicios muy útiles en este tipo de casos.
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